lunes, 10 de diciembre de 2012

Destino silencioso y postcards / José Camilo Vásquez Caro




El poeta es un cazador de instantes, de palabras que se revelan fugaces en el alfabeto de la noche y el ser. Reconstruir lo fragmentario, explorar en lo invisible, en las rupturas del tiempo y la linealidad, para instalar el diálogo culminante que quiebre los espejismos de la vigilia, es el conjuro que persigue de súbito en los días, en las calles o en los insomnios al alba.
No es casual que este libro de José Camilo Vásquez, invoque un destino silencioso, sea como una postal que se detiene inmóvil en la memoria, en la palabra que se deshace en la escritura, en un sentido que huye tan pronto se vuelve tangible. Mirada breve, bosquejo de lo que apenas se fija en el murmullo de las hojas que caen, este libro en su sencillez, pretende congelar el tiempo, alcanzar la suspensión del movimiento continuo, vislumbrar lo estático en la invasión de lo que fluye.
Sí, lector de las estaciones que se desploman en los haikús de Basho, de los milagros de simplicidad de William Carlos Williams, del Atila Józef que habló con el murmullo de los ahorcados, el libro de José Camilo Vásquez rueda como dado que fluye entre dos lenguas. Su autor, de tanto estar aquí y allá, se transformó en pasajero inmóvil, sereno recolector de silencios, en los que se ha detenido con la vislumbre de la unidad, de haber encontrado el único ritmo del universo.

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